En el caso de la diabetes, el
objetivo principal de la terapia génica, es generar una fuente de células que
produzcan insulina en respuesta proporcionada a los niveles de glucosa, y que
puedan ser transplantados sin la necesidad de utilizar sistemas que supriman la
inmunidad de los pacientes. Además, existe la perspectiva de intervenir sobre
la propia respuesta inmune responsable de la destrucción de las células beta,
para impedir el desarrollo de tal proceso destructivo y prevenir la enfermedad.
miércoles, 13 de junio de 2012
sábado, 9 de junio de 2012
Diabetes mellitus y células madre
La diabetes afecta a un 4-5 % de
la población mundial, aunque el número de individuos que la padecen aumenta muy
rápido, especialmente en los países desarrollados. Es la alteración metabólica
más frecuente entre los humanos y conduce también a la aparición de
complicaciones secundarias, tales como retinopatía, neuropatía y alteraciones
cardiovasculares.
El transplante de islotes
pancreáticos ha sido sin duda una esperanzadora estrategia para restaurar la
masa de célula funcional en los pacientes diabéticos y poder así conseguir la
normoglicemia; no obstante, presentan limitaciones, como ya se ha expuesto, el
rechazo del injerto y el número de páncreas necesarios para la obtención de una
cantidad óptima de islotes (al menos 2 donantes/pacientes).Esto comporta la
necesidad de identificar nuevas terapias genéticas como, por ejemplo, la
obtención de células productoras de insulina a partir de células pluripotentes.
Sin embargo, es necesario profundizar en los mecanismos moleculares de la
propia célula beta que se intenta reestablecer. La viabilidad de esta nueva
estrategia celular depende principalmente de 3 importantes pre
requisitos:
-Identificación de células
pluripotenciales o unas células progenitoras pancreáticas que tengan la
capacidad de auto replicarse y de generar células diferenciadas.
-Identificación de las señales
proliferativas que permiten expandir, de una manera específica, estos
progenitores pancreáticos.
-Identificación de señales
instructivas que induzcan la diferenciación de estas células pluripotenciales o
progenitoras en células funcionales que secreten la insulina correctamente
procesada, de una manera pulsátil, en respuesta a concentraciones fisiológicas
de glucosa.
sábado, 2 de junio de 2012
La insulina y las bacterias transgénicas
En los años 80 tuvo lugar un hito para la medicina: la
producción y comercialización de la insulina humana (insulina recombinante
o biosintética) gracias a los avances conseguidos en ingeniería genética. ¿Cómo
fue posible la producción en grandes cantidades de insulina humana sin tener
que extraerla de humanos? Los pasos fueron los siguientes:
-Se aisló y se cortó el gen productor de la insulina
humana del resto de ADN humano.
-Se insertó dicho gen en la bacteria Escherichia coli.
-Se potenció la multiplicación de las E. coli transgénicas
que producían insulina en cultivos bacterianos para obtener un gran número de
ellas.
De esa población de E. coli se extraía la
insulina producida.
En la actualidad el patrón básico sigue siendo el mismo
aunque se utilizan otras bacterias a parte de la E. coli, como la levadura del
pan. Gracias a esas bacterias transgénicas, fue posible la comercialización a
nivel mundial de la insulina humana. Al ser propia de nuestra especie, no tenía
los riesgos de las insulinas de vacas y cerdos y como la obtención era mucho
más rápida y eficiente, el precio de la insulina bajó enormemente.
Hoy, millones de diabéticos se administran lo que una
bacteria transgénica produce. Sin polémicas, sin miedos pero, eso sí, sin
que la mayoría de ellos conozcan la fuente de su insulina.
Insulinas producidas por plantas y animales transgénicas
Una manera de producción de
insulinas mediante ingeniería genética es el uso de plantas o animales
como productor a gran escala, se ha desarrollado una planta transgénica que
produce insulina. La hormona se obtiene de cultivos de cártamo, una planta oleaginosa
que se ha modificado genéticamente con el gen humano productor de insulina. Los
primeros ensayos con animales han demostrado que la hormona fabricada a partir
de esta planta es equivalente, desde el punto de vista químico, estructural y
funcional, a la insulina humana farmacéutica. Las pruebas también confirman que
la insulina producida en cártamo es fisiológicamente equivalente a la
hormona humana, por lo que podría ser empleada para tratar a personas con diabetes
tipo 1.
Los investigadores afirman que el uso de plantas transgénicas permitiría reducir los costes de producción de insulina en más de un 40% y acelerar su fabricación.
Los investigadores afirman que el uso de plantas transgénicas permitiría reducir los costes de producción de insulina en más de un 40% y acelerar su fabricación.
En el caso de la insulina obtenida
en animales transgénicos, ha sido obtenida recientemente empleando cabras
y ganado vacuno; produciéndose en la leche de los mismos. Estos animales
transgénicos son portadores del gen de la insulina de manera inocua,
expresándose en el tejido mamario.
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