En los años 80 tuvo lugar un hito para la medicina: la
producción y comercialización de la insulina humana (insulina recombinante
o biosintética) gracias a los avances conseguidos en ingeniería genética. ¿Cómo
fue posible la producción en grandes cantidades de insulina humana sin tener
que extraerla de humanos? Los pasos fueron los siguientes:
-Se aisló y se cortó el gen productor de la insulina
humana del resto de ADN humano.
-Se insertó dicho gen en la bacteria Escherichia coli.
-Se potenció la multiplicación de las E. coli transgénicas
que producían insulina en cultivos bacterianos para obtener un gran número de
ellas.
De esa población de E. coli se extraía la
insulina producida.
En la actualidad el patrón básico sigue siendo el mismo
aunque se utilizan otras bacterias a parte de la E. coli, como la levadura del
pan. Gracias a esas bacterias transgénicas, fue posible la comercialización a
nivel mundial de la insulina humana. Al ser propia de nuestra especie, no tenía
los riesgos de las insulinas de vacas y cerdos y como la obtención era mucho
más rápida y eficiente, el precio de la insulina bajó enormemente.
Hoy, millones de diabéticos se administran lo que una
bacteria transgénica produce. Sin polémicas, sin miedos pero, eso sí, sin
que la mayoría de ellos conozcan la fuente de su insulina.
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